El pasado domingo se celebró en Monza una nueva edición del histórico Gran Premio de Italia en el templo de la velocidad. Y para sorpresa de cada vez menos gente, se volvió a imponer el mismo: Max Verstappen. En esta ocasión, no hay tanta unanimidad al respecto de las razones de su victoria. Para unos, Ferrari renunció a ella. Para otros, no tenían ninguna posibilidad de obtenerla debido a la velocidad del Red Bull. Esto depende de la visión de cada uno, pero los datos son estos: Charles Leclerc se apuntó la pole por más de una décima respecto a Max Verstappen, en lo que pudo haber sido perfectamente un doblete de Ferrari en clasificación. En carrera, Verstappen tenía un margen de aproximadamente 20 segundos respecto a Leclerc cuando salió el Safety Car final. Estos son los datos, a partir de aquí que cada uno piense lo que quiera.
Para entrar más en detalles, Leclerc se anotó la pole, seguido de Verstappen y Carlos Sainz. Sin embargo, el Gran Premio de Italia volvió a ser una locura de penalizaciones, con hasta 9 pilotos sancionados por cambio de componentes. Así Carlos Sainz tuvo que arrancar decimoctavo. Y Max Verstappen séptimo, no sin polémica porque, para algunos, según el reglamento debía arrancar cuarto. La realidad es que tenía 5 puestos de sanción y bajó esos cinco puestos.
En el arranque de la carrera, Leclerc tuvo que defenderse de Russell, que tomó la segunda plaza tras las sanciones, en la primera curva. Lo hizo, en una maniobra algo ajustada, y empezó a abrir algo de hueco. Esto, no obstante, no significaba que su carrera fuera a ser placida, porque el vigente campeón del mundo venía lanzado desde la séptima plaza. Se puso quinto en la salida, poco después pasaría también a Gasly, y en las siguientes vueltas daría cuenta de Ricciardo y Russell. Antes de la segunda curva de la vuelta 5 ya estaba en segunda posición para atacar a Leclerc, a algo más de 2 segundos.
Aquí es donde se cocina lo que pasaría posteriormente. Verstappen empieza a recortar a Leclerc, pero si miramos los tiempos durante esta fase, el neerlandés recorta entre 1 y 3 décimas por vuelta al monegasco, con un máximo de 4 décimas en una única vuelta. Y en alguna vuelta es Leclerc el que marca un mejor tiempo que Verstappen. Era evidente que el Red Bull iba más rápido, pero no era una diferencia inalcanzable como en otros Grandes Premios. Lo más normal era no ganar, pero en Monza no es tan fácil adelantar como parece y se podía luchar contra Verstappen.
La carrera da el vuelco definitivo cuando el coche de Vettel se para y provoca un Virtual Safety Car. Esto fue en la vuelta 12 y Ferrari no se lo pensó dos veces. Daban la carrera por perdida y quisieron probar algo diferente para intentar conseguirla. Aprovechando el Virtual, pararon a Leclerc, que iba con blandos como Verstappen, para poner un medio. Pero ni siquiera aprovecharon completamente el coche de seguridad virtual porque se retiró mientras Leclerc estaba en box. Aquí había dos posibilidades: o hacerle 40 vueltas a esos neumáticos medios o hacer dos paradas. Ninguna de las dos tenía mucho sentido. Si le haces 40 vueltas al medio, Verstappen te pasará en pista tarde o temprano porque lleva una estrategia óptima. Y hacer dos paradas en Monza, no tiene el más mínimo sentido. El trazado italiano es de las pistas con menos degradación del campeonato, sumado a la poca degradación que muestran Verstappen y Red Bull, es una decisión inexplicable.
Y de este modo, cuando Leclerc iba con medio nuevo y Verstappen con blando usado, el monegasco recortaba pero no a un gran ritmo. Verstappen estiró los blandos hasta la vuelta 25 y, cuando fue él quien puso medios, la recortada era indefendible para Leclerc, casi a segundo por vuelta. El monegasco paró otra vez para blandos nuevos y para pasar a estrategia de dos paradas definitiva, pero apenas recortaba. Es decir, nunca sabremos que habría pasado si la estrategia de Leclerc es coherente y óptima, pero lo que si sabemos es que él dos paradas estuvo muy lejos de funcionar.
Cabe reseñar que incluso pudo haber pelea entre Verstappen y Leclerc al final. Incluso con Russell y Sainz en la lucha. El coche de Ricciardo dijo basta y quedó aparcado en mal sitio, provocando un Safety Car a 6 vueltas del final. Sin embargo, la tardanza de los comisarios para retirar el monoplaza del australiano y los problemas para reagrupar la parrilla provocaron que la carrera terminara detrás del Safety Car. Muchas cosas deben analizarse sobre este hecho, porque terminar una carrera detrás del coche de seguridad no es algo emocionante.
Así fue como Verstappen obtuvo su quinta victoria consecutiva y como Leclerc perdió la primera plaza en casa de Ferrari. Pero hubo más luchas por detrás, aunque tampoco muchas. Russell tuvo una carrera cómoda y seguramente aburrida para terminar ocupando la última plaza del podio en un fin de semana que pintaba bastante regular para Mercedes, pero siempre sacan el máximo partido a sus posibilidades.
Sin embargo, es posible que sin el Safety Car final, el cuarto clasificado le hubiera arrebatado el podio. El español Carlos Sainz. Que firmó, según sus palabras al acabar, la mejor carrera de la temporada. Salía decimoctavo tras cambiar motor, y dio una autentica exhibición de adelantamientos. Normalmente los coches se quedan atascados en los trenes dónde varios pilotos abren DRS, pero no fue su caso. Vuelta a vuelta, iba pasando coches con una maestría increíble. Los rugidos de la grada repleta de tifosi de Ferrari en cada adelantamiento de seguro que permanecerán en la memoria del madrileño por mucho tiempo. Lo mejor fue que una vez se colocó en aire limpio, su ritmo era similar o incluso superior al de su compañero Leclerc. En el stint final con el blando, cuando ambos tenían el mismo neumático y Sainz uno algo más viejo, llegó a ser superior. Seguramente la primera carrera de la temporada dónde esto ha pasado y es demostrable. Un paso más para el español a la hora de poder luchar con los más grandes tras un inicio muy difícil. Veremos que sigue para él.
Los siguientes coches son los restantes del “big three”. Hamilton y Pérez, que también penalizaban. Quinto fue el británico, que sufrió para adelantar en un inicio, pero lo acabó consiguiendo. Y también anotó un ritmo final muy potente. Sexto fue el mexicano, que tuvo problemas de frenos, paró pronto, y tuvo una carrera difícil. Pero al final firmó una sexta posición que es lo mínimo exigible. En Monza tuvo contratiempos, pero el mexicano siempre es mejor en carrera que en clasificación.
Por detrás, acabo séptimo un Lando Norris que volvió a anotarse una grandísima carrera. Tras un inicio convulso, pudo liderar el tren de “los mejores del resto” y su ritmo final con el blando estuvo a la altura del que imponía el Mercedes de Hamilton. Temporada brillantísima la suya.
Octavo fue Pierre Gasly, en una gran carrera para seguir sumando confianza. Noveno el milagroso Nyck De Vries. El campeón de Formula E se enteró el sábado por la mañana de que debía correr el Gran Premio completo por la apendicitis de Albon. Y no solo superó a Latifi en clasificación y carrera, es que estuvo toda la carrera en el tren de los McLaren y Gasly, luchando por ser el mejor del resto con un Williams que no acostumbra a estar ahí. Su carrera es para enmarcarla. Y cerró la zona de puntos Guanyu Zhou, rescatando un punto para Alfa Romeo en una carrera competitiva.
Se quedó sin premio Daniel Ricciardo. En una temporada dificilisma para él, iba a conseguir anotarse algún punto y ayudar a su equipo, pero su coche dijo basta. Esto no es plato de buen gusto cuando tienes tantos problemas y necesitas una inyección de confianza.
En las notas negativas del Gran Premio hay que anotar a 2 equipos que tienen en común el nombre de Fernando Alonso: Aston Martin y Alpine. El conjunto británico y futuro equipo de Alonso se mostró profundamente anticompetitivo durante el fin de semana entero, y para rematar ninguno de sus dos coches acabó la carrera. Normalmente empiezan mal y luego en carrera son competitivos, pero en este caso no ha sido así. Un mal precedente que veremos cómo evoluciona para el próximo año.
Por otro lado, Alpine llegaba a Monza con bastantes esperanzas. Las múltiples penalizaciones les ofrecían una oportunidad y esperaban tener un buen ritmo, así se vio en las tandas largas del viernes. Pero nada más lejos de la realidad. Tanto Ocon, que penalizó, como Alonso, mostraron un ritmo muy poco competitivo en Italia. El asturiano era propulsado por una unidad de potencia que se remonta a Austria, y se mostró insatisfecho con que no aprovecharan para cambiarla y penalizar en el templo de la velocidad. Finalmente, tras mostrarse incrédulo ante la poca potencia de su motor en carrera, tuvo que retirarse para acabar con su racha de 10 carreras en los puntos. No se sabe si el poco ritmo tiene que ver con los problemas que provocaron su retirada y el motor antiguo, pero viendo a Ocon, no parece que Alpine pudiera sumar gran cosa en Monza.
Y así fue la última edición del histórico Gran Premio en el templo de la velocidad. Una carrera prácticamente decidida desde el inicio y con poca acción más allá de las remontadas de los penalizados. Verstappen ha sido el quinto ganador distinto en Monza de las últimas 5 carreras en estas tierras, y podría proclamarse campeón en el próximo Gran Premio de Singapur.
Un Gran Premio de Singapur siempre muy vistoso, independientemente de la agitación de la carrera, y para el que habrá que esperar hasta el fin de semana del 30 de septiembre. Veremos en el regreso de este trazado al calendario tras 2019 que ocurre con las pautas vistas en esta última carrera. La pista asiática históricamente ha sido testigo de vuelcos sorprendentes en la tabla de rendimientos.
Imagen de Formula F1
Be the first to comment