La historia suele aparecer contada con trazos de tinta en los libros de aquellos que un día decidieron no olvidar. Y sus recuerdos ocupan el lugar de unas hojas en blanco que pasarán a la mente de un lector que decidirá trasladarlos a otro folio vacío. En el motociclismo, no hay mejor libro de historia que el asfalto. Aquel que una vez fue testigo de innumerables adelantamientos, salidas espectaculares, pilotos legendarios y motos fascinantes, todos dejaron su marca de goma sobre el firme y, para no olvidar esas huellas, en MotoSportsOn hemos decidido presentaros “La marca del asfalto”.
Capítulo 2: Assen
Si hay un asfalto que guarda con cariño la historia del motociclismo, seguro que éste debe tener un nombre de leyenda. Tal vez las campanas se ensordezcan ante el ruido de los motores, y no es para menos, ese firme lo pisaron nombres que yacen en lo alto del Olimpo del deporte de las dos ruedas y esos ángulos fueron testigos de la evolución mecánica de aquellos cohetes tan imposibles de llevar. Para un amante del motociclismo, se trata de un lugar de culto, la Meca a la que arrodillarse y agradecerle por haber formado parte de la historia de su pasión. Sí, el nombre de “La Catedral del Motociclismo” le viene como anillo al dedo.
Assen es como el viejo sabio que vive en las montañas. Sus miles de cicatrices cuentan historias de cómo se dejaron las huellas en el asfalto del TT. Unas siglas que muchos no sabrán que significan ni de dónde vienen, pero tienen un pasado muy lejano. Se tratan del regalo que le dejó otro lugar emblemático, el Tourist Trophy Isla de Man. La famosísima carrera británica abandonó hace mucho el Campeonato del Mundo de Motociclismo, pero su recuerdo continúa presente gracias a la multitudinaria prueba que se realiza cada año sobre esas mismas calles. El circuito holandés es el único que continúa incorporando las siglas Tourist Trophy en su nombre y el que heredó la pasión mundialista de la Isla de Man.
La lluvia suele ser un invitado habitual en el trazado de Países Bajos y, como dice la famosa expresión, “anda que no ha llovido” desde que el recién nacido Campeonato del Mundo de Motociclismo rodara en 1949 por las carreteras de Assen. En 1955 se construyó un autódromo permanente de 7.705 metros que se encargó de acoger todas las carreras hasta 2006, donde se rebajó a 4.750 metros siendo 2020 el único año que no se corrió por la Covid-19. La historia cuenta que el circuito holandés es infancia, adolescencia, madurez y vejez del certamen. Pero también grita al unísono para recordar que la pasión jamás sufrió daño alguno.
La edad no perdona, por lo que hacer un repaso por el circuito se antoja complicado por los múltiples cambios que ha sufrido desde sus inicios. Sin embargo, hay puntos que son emblemáticos y que se han mantenido en el tiempo cual esfinge egipcia. En la actualidad, se trata de un trazado en el que es indispensable el paso por curva debido a sus ángulos rápidos. Salirse de la trazada idónea, especialmente en sus sectores 2 y 4, hace perder muchísima velocidad así que los adelantamientos dejando correr la moto son arriesgados. Por otro lado, tiene grandes frenadas como la de entrada a la famosa chicane del último parcial donde, en 2015, Marc Márquez y Valentino Rossi protagonizaron un bonito duelo que acabó con la gloria para el italiano.
Este punto, la chicane de entrada a meta, es uno de los más reconocidos del campeonato. Assen tiene 18 curvas, 12 a derechas y 6 a izquierdas, que finalizan con un precioso movimiento piloto-moto de derecha a izquierda para entrar en la recta de meta ligeramente desplazado a la derecha y estabilizarse. La imagen recuerda al oleaje y resulta espectacular de ver en esa primera vuelta cuando toda la parrilla está muy junta.
El TT Assen es un trazado particular. Su historia se representa en la magia y el arte de lo diferente. Durante gran parte de su trayectoria en el Mundial, el trazado holandés era el único que tenía sus carreras el sábado. Según cuentan los libros, el primer Gran Premio de Holanda se celebró allá por 1925 en una localidad a 7 km de Assen llamada Rolde, obviamente no bajo un inexistente todavía Campeonato del Mundo de Motociclismo. Por aquel entonces, el trazado era de 28,5 km y tenía su salida y meta al lado de la iglesia. Para que los habitantes pudieran asistir a misa sin problemas, ya que las carreteras se cortaban durante la prueba, se decidió que el Gran Premio de Holanda rodara los sábados. La caprichosa historia convirtió la particularidad en tradición que vio su final en 2015 tras casi 90 años ya que, entre 1940 y 1945, la Segunda Guerra Mundial detuvo la realización de las carreras.
Un español legendario tiene el récord de victorias en un trazado de leyenda como “La Catedral”, y no podía ser otro que Ángel Nieto. La historia del circuito holandés se escribe con “ñ” gracias a los 15 triunfos que logró el “Maestro” sobre Assen. Y es que el TT puede presumir de haber visto vencer a nombres que son mitos de este deporte: el propio Ángel, Giacomo Agostini y sus 14 conquistas, Mike Hailwood con 9 o John Surtees con 6 son algunos de esos pilotos que dejaron su huella sobre el firme de Países Bajos.
Cuentan los recuerdos que, en 1975, Giacomo Agostini protagonizó una intensa batalla con un joven Barry Sheene que brillaba sobre la Suzuki con el “7” al frente. El británico derrotó al todopoderoso italiano en la última curva para lograr su primera victoria en 500cc entrando con el mismo tiempo al paso por meta. La photo finish reveló que el londinense estaba ligeramente por delante y eso le dio el triunfo. Aquel final tan apretado sirvió de preludio para Barry Sheene, que se hizo con los títulos de 1976 y 1977 con un dominio tremendo junto a la marca de Hamamatsu.
La historia le guarda también el honor de ser el último lugar donde Valentino Rossi se subió a lo más alto del podio. Fue en 2017 tras una gran actuación del italiano que llegaba así a las 10 victorias en Assen. Además, otra de las anécdotas que cuenta este circuito es la gesta de un espartano que no temía al dolor. Jorge Lorenzo sufrió una durísima caída en el FP1 de 2013 con la pista mojada que le fracturó la clavícula izquierda. Todo apuntaba a que el de Yamaha se perdería la carrera, pero “La Catedral” le reservaba un asiento en primera fila para el espectáculo. Jorge regresó y, solo 36 horas después de operarse, se subió a lomos de su M1 finalizando sexto.
Assen lo ha visto todo. Fue testigo de las 50cc y las 80cc, vivió el dominio abrumador de Giacomo Agostini, presenció las batallas de Wayne Gardner, Eddie Lawson y Randy Mamola, conoció la Gilera de Geoff Duke y se fascinó ante el talento de Mick Doohan o de Kevin Schwantz. “La Catedral del Motociclismo” es una biblioteca de momentos inolvidables y su asfalto lleva marcados los adelantamientos de aquellos que convirtieron este deporte en una pasión.
Para WorldSBK, Assen también es un lugar especial y glorioso. En este 2022, el trazado holandés cumplió 30 años en el certamen de las motos derivadas de serie, solo faltó en 2020 por culpa de la dichosa pandemia. Destacan dos nombres propios sobre el asfalto de “La Catedral” en esta categoría, Jonathan Rea y Carl Fogarty. Dos leyendas del Campeonato del Mundo de Superbike que pueden presumir de tener 17 y 12 victorias respectivamente. En cuanto a los españoles, Álvaro Bautista y su Ducati han logrado imponerse en 3 ocasiones en el TT, mientras que Carlos Checa lo consiguió en su triunfante 2011.
Sin duda, “La Catedral del Motociclismo” es el lugar donde todos los pilotos desean vencer alguna vez en la vida. Se trata del coliseo para este deporte, la portada del libro que cuenta la historia de las máquinas de dos ruedas. Assen suma años y momentos inolvidables a medida que pasa el tiempo, pero siempre con la pasión y la esencia por bandera. Las marcas antiguas del asfalto persisten dejando hueco a las nuevas huellas, aunque ambas cuentan hazañas sobre un trazado mágico al que las agujas del reloj le tienen reservado el respeto de la eternidad.
Imagen de starline en Freepik.
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