Artículo de opinión
Alguien dijo una vez la famosa frase de “un pequeño paso para el hombre, un gran salto para la humanidad” y, aunque tiene metáforas para dar y regalar, tal vez podemos adaptarla y convertirla en “un pequeño paso para Marc sería un gran salto de Honda”. De hecho, la frase tiene múltiples interpretaciones ya que esta pasada temporada los resultados de la marca japonesa han sido más grises que dorados, y eso que su distintivo logo alado prefiere los tonos brillantes y relucientes. Desde luego, un salto de Marc en la lucha por las victorias sería increíble para Honda, pero no es el ilerdense el que debe tirar de pértiga y subir el nivel, sino más bien la propia Honda.
La cara del 8 veces campeón del mundo, al ser preguntado por sus sensaciones tras los Test de Valencia, se parecía más a la de un alumno que la noche de antes del examen de matemáticas no encuentra la calculadora, que a la de la madre que dice “a que voy yo y la encuentro”. Y sus palabras tampoco fueron muy tranquilizadoras: “no hay que dar un paso, sino dos”. Como muchos preveían, no ayudó que la puerta del garaje echase el cierre poco después de comer cuando quedaban aún muchas horas de pista.
Tal vez una de las cosas que más rabia le da a Marc es que después de dos años, por no decir tres, en los que ha vivido un infierno de caídas y recaídas por la dichosa lesión de su brazo, ahora regresa y se encuentra que Honda ha perdido el rumbo. Eso sin tener en cuenta que las marcas europeas, especialmente Ducati, les han adelantado por fuera y les sacan “un mundo” como se suele decir en este deporte.
Lo peor de todo es que el escalón que debe subir Honda no es que sea precisamente pequeño y que copiarle a Ducati prácticamente todas las novedades que sacan no parece que vaya a ser el mejor camino a seguir. La RCV213V se ha convertido en un caballo desbocado que ya se ha llevado por delante a pilotos de la talla de Jorge Lorenzo o Pol Espargaró y, aunque lleguen Mir y Rins de una competitiva Suzuki, la mayor similitud entre la moto azul y la Repsol es que son japonesas, por lo que va a costar ver a un segundo piloto arriba. Honda no puede, ni debe, presionar a sus recién llegados que, sin conocer la moto, se ven en la tesitura de comerse un marrón provocado porque a Suzuki le ha dado por cerrar el chiringuito.
Y es que Honda no solo tiene la responsabilidad de volver a ser la dominadora de MotoGP, sino que tiene la obligación de hacerlo si no quiere perder al único que, en la mayoría de las ocasiones, es capaz de que esa moto no ocupe posiciones más allá del décimo lugar. Pero no acaba ahí, Honda debe ayudar al dominador de la última década a volver a dominar, porque la cara de Marc contrastaba con la de un Álex Márquez que renacía en su estreno con Ducati. Y más de una vez Gigi Dall´Igna, Davide Tardozzi y Paolo Ciabatti, o también conocidos como el grueso de la marca italiana, le han hecho ojitos a Marc.
La pelota está en el tejado de Honda como se suele decir. El invierno es largo y hay tiempo para revertir la situación, pero Marc necesita certezas de que con la RCV213V puede plantarles cara a Bagnaia, Quartararo y compañía. El español ya les ha dado un aviso más de una vez: “les doy los dos años que me quedan de contrato” ya que no puede permitirse voladas como la vista en Indonesia por arriesgar cuando toca arriesgar o necesitar un rebufo para colarse milagrosamente en primera fila cada fin de semana. Marc ya avanza con buen ritmo respecto a su físico, ahora le toca a Honda dar los pasos que ayuden a devolver la corona a los que una vez fueron imbatibles.
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