La temporada 2023 de MotoGP ya está en marcha y con ella, el recién estrenado formato que incluye la conocida como Sprint Race. La falta de audiencia y de asistencia a los circuitos obligó a Dorna a tomar decisiones respecto al campeonato siendo la realización de la prueba corta los sábados el cambio más llamativo. Había muchas dudas de cómo saldría el “experimento” y, aunque aún es pronto para decir si Dorna ha acertado o no, las sensaciones son bastante positivas.
Si una cosa ha logrado Dorna con las Sprint Races es la espectacularidad. Una carrera con la mitad de vueltas hace que los pilotos no tengan que preocuparse por la gestión de los neumáticos y que el peso de las motos sea menor de salida, por cuestiones tan obvias como que la gasolina en los depósitos es mucho menor. De hecho, la mayoría de los equipos montaron un depósito más pequeño que el habitual para rebajar aún más el peso. Son aspectos que “animan” a los menos habituales a tomar más riesgos sin depender de conservar las gomas.
En Portimão, el mayor ejemplo fue Jack Miller. Nadie contaba con él y menos si tenemos en cuenta que en los test de pretemporada estaba muy lejos de la cabeza. Sin embargo, el australiano puso su KTM en la batalla por el podio y finalizó en una tremenda cuarta plaza que sorprendió a todos.
Desde luego, hay mucho en lo que ha acertado Dorna al añadir esta Sprint Race, pero al igual que hay aspectos positivos los hay negativos. Para empezar, arriesgar conlleva que las pruebas sean más peligrosas, lo que fue la principal queja de los pilotos al llegar al box. Hasta 5 pilotos se fueron al suelo siendo Bastianini el peor parado ya que se lesionó y no pudo tomar parte en la jornada del domingo. En cierto modo, era un punto bastante previsible.
El nuevo formato obliga a los pilotos a una exigencia tremenda desde el viernes. El paso directo a la Q2 se reduce a lo que suceda en las Practice 1 y 2, mientras que el sábado y el domingo ya tienen que afrontar el reparto de puntos. Para el espectador desde luego es todo un espectáculo. Sin embargo, los realmente perjudicados son los pilotos de Moto3 y Moto2 que pierden el warm-up del domingo, una sesión que tenía más importancia de la que aparentaba.
Aún es pronto para sacar conclusiones sobre las Sprint Races, aunque esta primera toma de contacto ha sido muy bien recibida por los aficionados. Desde luego van a ser decisivas en la lucha por el título, sobre todo por la enorme cantidad de puntos que aportan en total (hasta 252) y porque no dejan de ser un riesgo que los pilotos deben decidir si tomar o no a la hora de condicionar la carrera del domingo.
Imagen de Jiří Rotrekl en Pixabay.
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